LO QUE NO SE DICE DEL ACCIDENTE LABORAL DE LOS 33 MINEROS EN CHILE

(ASC – Noticias) 15 – Noviembre - 2010

Por Aurelio Nando

 Los meses de septiembre y octubre del 2010, la prensa internacional se centró en el rescate de los 33 mineros accidentados laboralmente en la mina Copiapó, ubicada en la República de Chile, difundiendo sobre el perforamiento de la mina y sobre 3 posibles alternativas de rescate, y luego los eventos centrales del mismo. 

A nivel internacional ni la SIP, y en el caso boliviano ni la ANP, a través de los medios que controlan tanto a nivel de prensa escrita, oral y televisiva, hicieron hincapié o dieron cobertura a las raíces del accidente. La causa está en que de hacerlo hubiera dañado, generándoles malestar, a sus homólogos empresarios mineros de Chile y el mundo. Algún periodismo independiente y verdaderamente democrático (léase con libertad de prensa) ha indicado las pésimas condiciones laborales en que trabajaban los 33 mineros, la casi inexistencia de normas de higiene y seguridad industrial (chimeneas de respiramiento, ductos seguros con señalizaciones, escalerillas y rieles con estándares de calidad y otros) de seguridad ocupacional (ropa especial de trabajo), y salud ocupacional; cuando el resto de trabajadores mineros de la mencionada mina –los no accidentados-, denunciaron las pésimas condiciones del interior mina, las pésimas condiciones laborales (ropa de trabajo, alimentación, turnos, bajos salarios), y de relaciones laborales con los patrones (comité sindical controlado e inexistente, reglamentos antiobreros y demás). La prensa burguesa internacional y nacional, sencillamente no dio cobertura a tales problemas e hicieron oídos sordos.

Todo este panorama en el próspero y progresista Chile, supuestamente modelo del neoliberalismo y del desarrollo capitalista ejemplar (muchas veces bautizado como el Japón latinoamericano), cuyos gobernantes tanto de las dictaduras militares como de los socialistas democráticos, y los centro derechistas, se han unido para garantizar la propiedad privada y la obtención de ganancias no importando el costo humano (Chile y su capital Santiago, no muestra pobres en sus calles, porque estos están reducidos al marginamiento máximo fuera de las ciudades, y en el caso de los indígenas mapuches estos están reducidos a reservaciones o apartheid fuera de la sociedad burguesa).     

Pero el tema de la explotación minera en condiciones completamente desfavorables e inhumanas para los mineros, no es una excepción de Chile, sino mas bien una generalidad en el planeta globalizado por el capital financiero, por la economía capitalista; simultáneamente se oyeron accidentes en Ecuador y México, este último en condiciones de desarrollo igual al chileno; así mismo se conoce accidente laborales en países altamente desarrollados como Inglaterra y Francia, en países atrasados como Bolivia, Perú, Argentina, y ciertamente en el coloso Brasil. Esto quiere decir que pese al desarrollo de las técnicas y tecnología para la explotación minera, los empresarios mineros hacen estudios (condiciones laborales de trabajo) superficiales respecto a cómo llegar a las vetas (prospección minera), no importando la vida de los mineros, con el único ánimo de ganar los que más se pueda. 

Las fuerzas productivas han dejado de crecer en el planeta, la burguesía a nivel mundial hace décadas dejó de ser clase dirigente de la sociedad y por eso la fuerza de trabajo, hoy oprimida, debe hacerse cargo de una nueva sociedad, la socialista, para no perecer físicamente ni llegar a la barbarie,  a la que los burgueses globales e inescrupulosos (trasnacionales e imperialismo) nos llevan. No hay en el mundo actual condiciones favorables para los obreros, por más que tengan ropa de trabajo y alimentación completa, caso empresas petroleras, pues las condiciones de trabajo siempre serán malas y el patrón empresario ganará lo más que pueda, caso derrame de mercurio en Bolivia del 2010. La respuesta pasa al plano político, siguiendo la tradición del internacionalismo proletario, poner en pie el partido mundial de la revolución que coordine la lucha de los explotados a nivel planetario.