INTERVENCIONISMO A NOMBRE DE VIOLACIÓN A LOS DDHH
- Sin mayor escrúpulo gobernantes y opositores de derecha, con mayor frecuencia, van ventilando sus diferencias a nivel internacional, esperando la intervención de gobiernos extranjeros. Esto significa un rompimiento con los principios de soberanía e independencia. Pero quién puede lograr que estos señores comprendan los principios.
(ASC – Noticias) 19 – marzo – 2009
Por Liborio Salazar
No es la primera vez que la oposición de derecha amenaza con desatar el fuego del infierno de la indignación internacional contra tal o cual acción ilegal o de atropello a derechos que se da en Bolivia y cuya responsabilidad se achaca al gobierno o a los llamados movimientos sociales. Lo notable del pedido de intervención es principalmente para que vengan las fuerzas burguesas e imperialistas, incluso armadas, para que pongan coto a las supuestas arbitrariedades. Lo novedoso es que ahora aparecen grupos instalados en la propia metrópoli gringa iniciando campañas y propagando la alarma en los círculos más derechistas de los EEUU acerca del carácter “comunista” del gobierno de Evo. Al margen de su ignorancia se advierte el carácter antinacional de estas fuerzas, la falta de dignidad y el abandono de la política ante la falta de respaldo popular.
Hay que recordar que no es la primera vez que estos llamados se producen. Muchos analistos de derecha, que tienen tanto espacio en la TV, en cierto momento de la pugna gobierno-cívicos no pararon de convocar a la intervención extranjera e incluso la pronosticaron.
Gran parte de la estrategia derechista siempre se ha basado en eso, en convocar y abrir las puertas a la intervención extranjera como medio para lograr el control del poder político. Nomás hace poco se vio eso cuando una delegación de prefectos paseó por EEUU, la OEA y la ONU para hacer ver cuán dictatorial, antidemocrático y mataperros es el gobierno de Evo Morales. En esa oportunidad sin embargo, la aureola de santidad que goza (o gozaba) Evo Morales en el exterior minimizó sus esfuerzos y lo peor, los mostró como unos desubicados, tornándose su maniobra un efecto boomerang al quedar más aislados ante la comunidad internacional.
Casos serios han habido en el pasado cuando supuestos izquierdistas pidieron la intervención de potencias imperiales para que desalojen a unos para entornillarse ellos. Ahí está el caso de Lechín con Paz Estensoro, el del MIR, cuyos militantes salieron casi totalmente al exterior, para hacer campaña internacional pidiendo que EEUU, Francia, Inglaterra y otras potencias desalojen a García Meza. En todos estos casos fue para el imperialismo como “papita para el loro”, una oportunidad valiosa para meter sus garras en Bolivia con la venía de los politicastros en desgracia.
Pero también hay que incluir en esta lista al propio gobierno del MAS que curiosamente reproduce la misma práctica promoviendo igual la intervención extranjera en su disputa con la oposición majadera, poniendo la conveniencia por encima de los principios, llevando los problemas internos de Bolivia a ventilarse a nivel internacional, por ejemplo en varias reuniones de presidentes que oyeron las lastimeras quejas de un Evo Morales, derivando hasta en la llegada de una misión para investigar el caso de la matanza de campesinos en Pando. Así el MAS da una especie de visto bueno para que la derecha a su vez pida que gobiernos “amigos” también se pronuncien sobre tales o cuales sucesos en Bolivia. Evo Morales no puede cuestionarles moralmente porque igual se subordina a las potencias extranjeras y hasta ha afirmado que quiere “aprender” de cualquier gobernante burgués con que se topa.
Y por eso la práctica continúa. Ahora es Oscar Ortiz, presidente del Senado y prominente opositor al gobierno, que por el caso de la toma de la casa de Víctor Hugo Cárdenas por parte de los comunarios de Huatajata, aparece desgarrándose las vestiduras y anunciando que protestará ante una comisión de la OEA. La oposición que debía actuar en el país buscando convocatoria para lograr que se revierta esta situación confía más en sus papis del exterior siendo evidente la orfandad de estas fuerzas en la política boliviana.
No es casual que los derechistas logren una aparente mayor preocupación en el exterior con sus denuncias, lo que se ve reflejado en el informe del Departamento de Estado sobre Derechos Humanos en Bolivia, o el pronunciamiento francés sobre el caso Cárdenas, o la cobertura dada a las manifestaciones de opositores cívicos y falangistas en Washington. Con eso la oposición derechista respira aliviada y feliz, está realizada y espera que las presiones gringas sean crecientes y sostenidas. Así el vulgar enfrentamiento interno cobra cada vez más dimensión internacional para que los gobiernos, en su mayoría conservadores, y no los pueblos, decidan sobre el futuro de Bolivia y su gobierno de acuerdo a conveniencias oscuras, lo que en Bolivia siempre ha sido cuestionado. Esa será tal vez una de las aristas del “cambio” tan cacareado por el MAS, que sean los extranjeros que den su fallo sobre qué debe hacer Bolivia y no los del lugar. Es otra lección de soberanía y democracia de los gobernantes y sus opositores de derecha.
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