QUÉ ES EL PROCESO DE CAMBIO
(ASC – Noticias) 2 – marzo - 2009
Por Liborio Salazar
La frase “proceso de cambio” tan abusivamente usada por el gobierno del MAS y sus seguidores oculta un misterioso agujero negro lleno de incógnitas. Unos dicen que es un proceso inclinado a la izquierda, “descolonizador”, otros dicen que es “revolucionario” y hasta “socialista”, de “profundo trasfondo histórico” y otras vaguedades pero nada claro.
Decir “proceso de cambio” a secas es como no decir nada. ¿Porqué el MAS no define con precisión el cambio que propone? seguramente porque es inconfesable, contrario a los intereses de las masas, por eso mejor quedarse en la generalidad del término para no dar explicaciones y complicarse. Yendo al meollo de la cuestión, eso de que “cualquier cambio es bueno” son pamplinas, el cambio por el cambio no tiene mayor sentido, es una falacia. Para saber de qué “cambio” se trata se debe identificar su sentido, es decir hacia dónde se dirige, si va hacia adelante o hacia atrás, o talvez es un cambio estático o discursivo que dice “cambio” sin cambiar nada.
En el pasado diferentes tendencias políticas decían encarnar el cambio, la dictadura banzerista prometió parir la “Nueva Bolivia”, ya sabemos qué pasó. Otros se calificaron también como “el cambio” y su cambio había sido pasarse a la derecha como el caso del MIR que abusaba tanto de la palabra y hasta su himno de batalla era “cambia todo cambia”.
Usar “el cambio” en algunos momentos puede ser útil principalmente si el proceso previo es impopular, entonces los especialistas en “marketing” político lo recomiendan. Pero que cualquier politiquero hable de cambio es una trampa en la que podemos caer si creemos en el arrepentimiento jesucristiano, perdonando todo esperanzados en el cambio. Esa es una inmadurez rayana en la estupidez pero que varios dirigentes masistas practican asegurando que no importa de dónde vienen sus militantes, lo importante es que ahora sean del MAS.
Para hablar seriamente de cambio se debe tomar en cuenta la NECESIDAD, reconocer la realidad y empaparse de ella para descubrir el cambio necesario y no cualquier cambio caprichoso. Para eso hay que estar munido de los suficientes instrumentos para captar esa realidad, diagnosticar, analizar las posibles respuestas y plantearlas, que eso entonces es proponer seriamente el “cambio”, pero hay un problema adicional, que esas respuestas pueden convenir o no a los intereses de clase que uno representa. He ahí el principal obstáculo para el verdadero cambio.
Esbozar el cambio para Bolivia debe hacerse en función de sus problemas y éstos esencialmente se centran en la pobreza y el atraso. Muchos gobiernos supuestamente abordaron el problema y de eso sólo quedó la frase “lucha contra la pobreza” y finalmente no pudieron ¿por qué? porque ellos eran parte del problema. La incapacidad irreversible de la burguesía boliviana, subordinada al imperialismo y al sistema capitalista en declinación, cierra el camino de Bolivia hacia el goce de los beneficios de la civilización. Entonces los que ofrecen “el cambio” y no quieren tocar estos problemas son unos demagogos, típicos politiqueros, que mantienen al país en el carril equivocado, distrayendo para ganar tiempo en la involución, caminando hacia atrás.
Este, curiosamente, es también el caso del MAS. Su “cambio”, su revolución “democrática y cultural”, tiene mucho de arreglo lingüístico para “hacer justicia” a los originarios pero que no pasa de lo verbal, nada efectivo. En el ámbito económico García Linera se pavonea porque se reconocerán los variados tipos de economía existentes en el país (capitalista, comunitaria, artesanal) y que podrán complementarse y desarrollarse independientemente, pero eso es precisamente la base del atraso, entonces su “cambio” se orienta a perpetuarlo. Para entender mejor el “proceso de cambio” también hay que ver a los actores, una mezcla de dirigentes sindicales campesinos, intelectuales izquierdistas con sello ongcero y oportunistas de los partidos neoliberales transformados en gobernantes. Qué cambio pueden dar. De forma terca el MAS mitifica al “campesino-indígena-originario” por ser mayoría pobre pero cuya tendencia histórica es a ser propietaria, por lo tanto no revolucionaria y por ello fatalmente reproductora de la política burguesa, entonces no hay cambio en el horizonte. El resto de propuestas superficiales propias del ámbito de la reforma preñada de demagogia pueden parecer demasiado para los conservadores pero para la necesidad de Bolivia es algo miserable que amenaza zozobrar en la prueba de la historia y las aguas bravas de la politiquería preñada de corrupción, miedo y mentira que ya hacen mella en el partido gobernante. Por lo pronto el “cambio” del MAS apoyado en la NCPE apenas se traduce en que los decretos vuelven a empezar de 1, el nuevo título de Evo es “presidente del Estado Plurinacional” y otras sonseras para tragarse el cuento del cambio.
Actualmente la polarización de la disputa cívicos-gobierno, que tiende a arrastrar a la población, parece darse en torno a diferentes proyectos de cambio. Según el MAS de la NCPE saldrá la “Nueva Bolivia”, según los cívicos de la autonomía.
En realidad estos “cambios” son como el cuento de ese rey que tenía un costurero tramposo que le fabricó un traje mágico que en verdad no existía pero aquel que no viera el traje sería un tonto. Igual ahora, quien no ve el traje invisible del MAS, el “proceso de cambio”, es un oligarca y un tonto derechista, y quien no ve las bondades de la autonomía es un enemigo de Santa Cruz. Los aspectos emotivos de la disputa impiden reconocer a la gente con tranquilidad qué cambio es necesario y si éste debe contraponerse al “cambio” ofrecido por el MAS y los cívicos. Los discursos agresivos, el insulto, impiden cualquier debate profundo presionando para que el ciudadano se aferre al sentimentalismo y a prejuicios racistas o chauvinistas.
1 comentario
Javier Sandoval Aguilera -
"Bolivia cambia...se va al carajo".