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ASC Noticias - Reflejando la Verdad

“LOCOMOTORA CRUCEÑA” SEGUIRÁ DESTRUYENDO LA NATURALEZA

* Las amenazas del gobierno de encarcelar a los responsables de los intensos chaqueos fueron sólo amenazas. Hasta ahora no hay nadie preso ni lo habrá. 

* Pasó la humareda y nadie discute en la Santa Cruz “cívica” qué acciones de hecho se van a tomar para evitar una nueva catástrofe ecológica generada por la “locomotora cruceña”. Hay la sensación de que esto es algo irremediable. 

* Pasó la cortina de humo y ahora los cívicos despliegan la cortina del silencio mediático. Los medios dicen que las “autoridades cruceñas actuaron debidamente y a tiempo” y no paran de decir que los agroempresarios son unos angelitos.  

* Todo indica que el próximo año tendremos más humo… y también habrá más lencería en los medios para distraer y enfermar a esa masa boba que vive de los escotes y los traseros de las azafatas, de la Fexpo o Disney cruceño. 

(ASC-Noticias) 22-Octubre-07 

Por Marcelino Villarreal                 ascnoticias@yahoo.es  

Otra vez la pelea de comadres entre el MAS y los cívicos dejará las cosas intactas. 

Según declaraciones del Vicepresidente, García Linera, una supuesta comisión técnica se reunió por varias horas para definir una respuesta ante los chaqueos indiscriminados y los incendios, luego de la noche del 26 de septiembre que fue la más critica por la contaminación. El gobierno también anunció que tenía todos los recursos para dar con los responsables ubicando las propiedades en las que se chaqueaba, gracias al INRA, donde hay un registro de coordenadas de posicionamiento global de todos los predios con fotografías satelitales. Pero inmediatamente después, el gobierno afirmó que era imposible dar con los responsables y hasta ahora nadie ha terminado preso.

 

Pero ahora, este “doble discurso” no fue atacado por los medios ni por la oposición ni por los cívicos empresarios que para otras cosas están siempre prestos denunciando al instante los “dobleces” del gobierno. La oposición no reclama porque es parte comprometida.

 

Los medios se callaron, no denunciaron las falsas promesas del gobierno en este tema y se esforzaron para demostrar, con show mediático de por medio, que las autoridades cruceñas (también cañeros y empresarios agropecuarios) “estaban actuando de manera oportuna” por repartir colirio y barbijos a la población o enviaban voluntarios con palmas apagaincendios y portando banderas cruceñas con la palabra autonomía; jamás hablaron de exigir al gobierno que meta presos a los responsables porque estos son sus amigotes. Los medios hablaron del “humo” a secas, sin decir quiénes eran los responsables, parecía que el humo hasta tenía vida propia. Un ciudadano que se molestó con este silencio sospechoso de los medios y con la forma tendenciosa con la cual informaban, muy acertadamente dijo en un programa radial “nadie dice quién es el responsable, sólo hablan del humo por aquí, del humo por allá, pero hasta ahora no dicen quién lo genera. ¿Será el Espíritu Santo el que anda con una caja de fósforos prendiendo todo?”.

 

De nuevo salió a relucir el pleitito de comadres entre cívicos y gobierno, como en la época del fenómeno de “El Niño”. Cívicos y gobierno posando en los medios, en poses heroicas forzadas, tratando de apagar el fuego, haciendo competencia de solidaridad, tratando de demostrar la capacidad que no tienen y culpándose mutuamente. El gobierno, por un lado, insinuando tímidamente que los agropecuarios, pilar fundamental en el movimiento cívico, eran los responsables, junto al Prefecto Rubén Costas, de prender fuego a todo para aparentar que cumplen la función económico social (FES) de sus propiedades, contagiando esta fiebre piromaniaca a los pequeños productores temerosos de que el “comunismo” masista les quite sus tierras. El gobierno en realidad no acusó sino que insinuó la responsabilidad de los agropecuarios, lo cual sonaba más o menos a un chantaje parecido a ‘o dejan de obstruir la constituyente y el senado, o demostramos qué hacen ustedes’.

 

Por otro lado, los cívicos, sin decirlo, prácticamente aceptaban que ellos eran los responsables porque argumentaban “es culpa del gobierno y de su ley INRA”. Para culminar su obra exigieron que el gobierno declare “zona de desastre natural” el departamento queriendo recibir condonación, reprogramación de deudas y desembolso de fondos de emergencia para manejarlos de manera “autónoma”. El gobierno rechazó la demanda asegurando que los incendios no eran naturales y entonces gritaron “complot contra Santa Cruz”, que se ponía en riesgo la producción alimentaría. Acto seguido determinaron subir los precios en los alimentos. El gobierno no hace más porque dice ser respetuoso de la propiedad privada y la libertad de oferta y demanda. De todo esto, la población es la que sale mal parada.

 

Se fue el humo pero en el aire quedan muchas interrogantes. ¿Qué hubiese pasado si el gobierno cumplía sus amenazas, si hubiera encarcelado a los responsables de esos chaqueos para conseguir la FES? Se asegura, por ejemplo, que Branco Marinkovic desmontó parte de una reserva forestal y le prendió fuego con ese propósito y luego apropiarse de esos terrenos. Otros cuatro conocidos empresarios fueron encontrados en lo mismo, por la zona de San Ignacio de Velasco ¿por qué no están presos? Pero de haber encarcelado el gobierno a los responsables, o por lo menos a los más importantes, ¿se hubieran quedados los cívicos de brazos cruzados? Es obvio que ¡no! ¿Qué es lo que quiso evitar el gobierno? Un choque frontal con los cívicos empresarios como el que se ve ahora en Aasana. Bueno, olvidó que todos los casos de chaqueos denunciados tienen que terminar tratados por el poder judicial en Santa Cruz, el que está totalmente controlado por los cívicos agropecuarios. El gobierno sabe esto y guarda silencio porque sería hacerse más problemas.

 

Finalmente, si tomamos en cuenta que muchos constituyentes de la oposición son también grandes agropecuarios y cañeros que incurrieron en quemas ¿hubiese sido posible encarcelarlos y al mismo tiempo que se dé el acuerdo tan celebrado entre el MAS y la oposición sobre la constituyente, en el cual se establece el respeto irrestricto de la propiedad privada? ¿Sacrificó el gobierno su obligación de “hacer respetar la ley” para salvar su obra tan preciada? Es seguro.

 

En realidad, cívicos y masistas no pudieron entrar en la vida de los bolivianos en peor momento. Los primeros, por ser bárbaros fascistas que creen que el planeta no ha cambiado y que pueden seguir con sus prácticas anacrónicas de producción agrícola que se tornan más brutales al combinarse con el capitalismo. Y el gobierno de reformistas, oportunistas, corrompido y sin moral para resolver los problemas y poner en vereda a los empresarios. Son en realidad hermanos de clase y preservadores del capitalismo, aunque los cívicos furiosos no dejan de gritarles ¡Indios de mierda los vamos a tumbar!, a los masistas.

La economía internacional tuvo y tiene que ver con la depredación ambiental en Santa Cruz 

Parte de ese espíritu de depredación ambiental que tienen los cívicos empresarios y agropecuarios actuales, les legó, en parte, el Plan Bohan (PB), de la década de los años 40-50 del siglo pasado. Con él levantaron el mito de la riqueza natural ilimitada de Santa Cruz que aguanta todo.

Dicho plan, elaborado por una comisión de cooperación del gobierno de los Estados Unidos, fue una especie de acto compensatorio por la venta del estaño boliviano a ese país a un precio ínfimo, durante la Segunda Guerra Mundial, y que fue fundamental para que EEUU se imponga como primera potencia mundial. Los cívicos empresarios se sienten agradecidos con el PB y siempre hacen referencia a él para argumentar que así hallaron “El Dorado” que tanto buscó sin éxito Ñuflo de Chávez. “El dorado es la riqueza de este suelo, de esta noble tierra” dicen ahora torciendo la historia.

 

En síntesis, el PB fue un estudio de factibilidad para iniciar un proceso de explotación masiva del potencial agrícola en Santa Cruz, con el objetivo de garantizar la provisión de alimentos básicos para el mercado interno hasta llegar a la exportación. Otro eje de dicho Plan fue promover la explotación de las riquezas petroleras de Santa Cruz a gran escala, obviamente, con la participación del capital financiero internacional. Cuando se elaboró ese informe se vivían precisamente los años en los que la industria mundial de alimentos crecía aceleradamente, la demanda de la producción agropecuaria iba en ascenso por la aparición de la comida chatarra, los alimentos conservados y enlatados para consumo masivo. Alrededor de este negocio, que tuvo un fuerte impulso con la guerra, se comenzaron a levantar emporios industriales poderosos que necesitaban más materia prima, o sea alimentos básicos como carnes, cereales y azúcar.

 

El PB no propuso, y esto es lo importante, un estudio del impacto ambiental de la explotación que proponía, lo cual era normal en esos años cuando todavía no preocupaba o no “existía” la cuestión del ecologismo, el calentamiento global o la contaminación atmosférica. Entonces, se vivía la época del auge del petróleo, del consumo masivo de gasolina, del estaño, del acero, de la industria alimenticia y el desarrollo farmacéutico, todo eso que dejó la guerra en Europa. Se creía que el planeta era una gran banda elástica que se la podía estirar y estirar sin que colapse.

 

El PB fue un plan para extender la frontera agrícola del oriente para potenciar ramas de la economía que interesaban al capital financiero y a las necesidades de las metrópolis. No propuso un desarrollo armónico de la economía cruceña, lo cual marcó su deformado desarrollo hasta nuestros días y su condición depredadora de la naturaleza. La oligarquía cruceña de ese entonces, que fue la semilla de las logias y de los cívicos empresarios de ahora, asimiló ese espíritu, se sintió conforme con la propuesta del capital financiero porque su condición, aislada del progreso, atrasada y patriarcal no le daba para más. Como clase empresarial “moderna” llegaron tarde a la historia, cuando el propio imperialismo destruye la naturaleza y el planeta y no queda opción de ser otra cosa dentro del marco del capitalismo. Hasta ahora, el entusiasmo que dejó el PB perdura, tanto así que los ilusos falangistas creen que con la agroindustria cruceña y la explotación de materias primas, que agotan el ecosistema, es suficiente para hacer un país aparte con perspectivas de alcanzar a los “Tigres Asiáticos”.

 

Lo cierto es que la burguesía boliviana en general, jamás estuvo a la altura de pensar mas allá de lo que el imperialismo le propuso para ingresar al reparto de la economía mundial. Menos aún le iba a importar el impacto ecológico que produce el ser un simple país productor de materias primas, que es la rama de la economía más depredadora de la naturaleza. A pesar de despotricar contra el centralismo, los cívicos no reconocen que éste, o sea el Estado boliviano, se abocó con entusiasmo a desarrollar las recomendaciones del PB, destinó inmensurables recursos provenientes de la minería nacional y gracias a ello los cívicos llegaron a ser lo que son hoy.

 

Así, los empresarios cruceños emergentes gracias al Plan Bohan, desarrollaron una creciente bonanza y fortuna, alcanzando su mayor realización con el neoliberalismo, sin tener que preocuparse por los efectos ambientales de sus actividades de explotación agrícola y forestal, mientras que el petróleo, que estaba en manos de YPFB y de petroleras extranjeras, les dejaba cuantiosas regalías que manejaron sin control alguno como clase dominante en Santa Cruz. Así fue hasta que empezó a hablarse de los primeros indicios de contaminación y desertificación severa en el oriente que ameritaron un estudio y un informe de alerta, hace unos veinte años atrás. Por la misma época comenzó a trascender la depredación de los bosques que hacían los grandes empresarios madereros y sus aserraderos, en busca de “maderas preciosas”, algunas de la cuales las agotaron hace rato. Los medios locales siempre atenuaron esas noticias para no despertar preocupaciones serías y permitir que la gente viva su vida de manera tranquila.

 

A fines de los años ochenta recién llegó al país la preocupación internacional por la destrucción de la naturaleza y el calentamiento global. Como contraparte, también llegó la hipócrita idea del “desarrollo sostenible” que proponía hacer negocios cuidando el medio ambiente si es que era económicamente factible. Algunos naturalistas y biólogos comenzaron campañas para crear parques y reservas forestales, pero los madereros y los agropecuarios, que en esos años vivían amigados con el centralismo, podían más con sus influencias y dinero y no dejaron nunca de incursionar en los bosques para destruir todo a su paso. El estudioso de la naturaleza, Noel Kempff Mercado, que provenía de una familia empresarial conservadora, trabajó para concienciar a su clase de preservar los extensos bosques y selvas del país, hasta que unos narcos lo mataron en la reserva forestal que luego llevó su nombre. Su figura es usada ahora por los empresarios que buscan hacer negocio con la biodiversidad e involucrados con la biopiratería. Su temprana desaparición nos privó de ver hasta dónde iban a llegar sus empeños conservacionistas y si se iba a atrever a chocar violentamente con la mentalidad depredadora del empresariado cruceño de hoy en día.

 

Luego de medio siglo después del inicio del Plan Bohan, de nuevo, desde fuera, nos llega la influencia de la política y la economía internacional. El país, y la región en particular, son obligados a seguir mediatizando la economía y el medio ambiente a las demandas del mercado mundial. Esta vez se trata del “boom” del alcohol de caña de azúcar y de cereales para los biocombustibles que son untados con una patina hipócrita de ecologismo light que le da gente como George Bush… y Carlos Valverde, hijo. Los cívicos empresarios se suman entusiastas a esta nueva aventura, gradualmente dejan atrás la soya, el arroz, el algodón, en fin, el Plan Bohan. Otra vez desprecian el impacto en el medio ambiente, como lo hicieron sus padres en los años 50, calculan los millones que les entrarán y siguen creyendo que Santa Cruz es una banda elástica que se puede estirar más. Con la misma mentalidad, junto a Evo, han entregado el cerro del Mutún a la voracidad de una transnacional, su explotación tendrá un costo ambiental altísimo y difícil de pronosticar… pero para ellos vale la pena el negocio privado y la renta que dejará.

 

Este año como nunca, los ingenios azucareros mandaron a sus ejecutivos para presionar a las cooperativas de grandes y pequeños cañeros ofreciéndoles toda clase de incentivos para que extiendan más y más sus cultivos. Les hablan de sembrar caña ya no sólo para azúcar sino también para alcohol y biocombustibles que se cotizan mejor. Por eso, este año, en las puertas de los ingenios y en sus centros de acopios, las cargas de caña se agolparon en filas interminables de camiones de hasta 20 metros de largo, los hornos no dieron abasto, desde abril hasta noviembre. Uno de ellos, San Aurelio, que está en plena ciudad, lanzó gruesas columnas de humo aportando al calentamiento global, ensuciando el aire con olores putrefactos y cenizas más que nunca. Pedir su traslado es imposible porque sus dueños son unos incondicionales apoyos de la institucionalidad cruceña.

 

Al final de este año, la zafra arrojará importantes ingresos para los ingenios y los cañeros, que actúan casi como una sociedad. Los cañeros festejarán el auge del nuevo “cultivo de oro” y sus dirigentes dirán “¡sembrar más y más porque esa es la razón de ser del cañero!”, entonces cerrarán el año con ruidosos festejos y comilona. 

 

La fiebre por llegar a generar biocombustibles llega desde la Casa Blanca de los Estados Unidos y su aliado, el gobierno de “izquierda” del Brasil. La administración Bush, que se ha negado a refrendar el protocolo de Kyoto, afirma que estos nuevos carburantes son la respuesta “ecológica” al calentamiento global y a la polución en las ciudades; sin afectar la economía estadounidense. Evidentemente el uso de estos combustibles en base a cereales no contamina los cielos como el petróleo, pero ya se proyecta las terribles consecuencias sobre los bosques en Latinoamérica que no dejan de desaparecer día a día ante el avance de las fronteras agrícolas. Santa Cruz no es ni será la excepción, habrá más cañaverales y más chaqueos para abonarlos. Es difícil que esta práctica se abandone porque abarata la producción y esa es la base de la competitividad del empresariado cruceño, “producir barato a costa de todo, incluso de la naturaleza y la vida misma”.

 

Los cívicos agropecuarios se ofrecen para este nuevo Plan de “desarrollo” que desde afuera les llega, porque les asegura más lujos, siempre al estilo europeo. El golpista encubierto de Carlos Valverde, que se autodefine como “de izquierda”, dice que además de ser “ecológicos” los biocombustibles aportarán para acabar con la dependencia del petróleo y debilitar el poder que éste le da a regímenes "totalitarios" como el de Chávez, Evo e Irán. Valverde en el fondo cree que con el cambio del petróleo por los biocombustibles se democratizará el acceso a la energía y, espera ver concretado así su manifiesto deseo de que pronto “alguien tumbe a Chávez”. El analista casi no se diferencia en nada de un agente del Departamento de Estado. Lo que no se dice es que EEUU quiere biocombustible sólo para enriquecer su gasolina, un reciente informe revela que el petróleo seguirá siendo la principal energía por los próximos treinta años, pero el planeta sólo tiene diez para evitar una catástrofe de dimensiones apocalípticas. La demagogia de los Bushes y los Valverdes es criminal pero de seguro que bien pagada.

 

En fin, el cuidado de la naturaleza sólo importa a los empresarios cruceños sólo cuando les representa un negocio. Por eso, mientras más de un millón de hectáreas ardían, a ellos sólo les preocupó la reserva forestal de El Chore porque allí hay cierta riqueza biológica que proyectan explotar en sociedad con inversiones extranjeras.

A pesar de las denuncias y de las críticas, los agropecuarios salen más soberbios y cínicos. El término de “locomotora económica cruceña” comienza a ser mal visto pero igual lo repiten y lo gritan hasta el cansancio. El gobierno de Evo Morales sólo retrocede ante ellos, porque enfrentarlos significaría una guerra que no quiere porque pondría en peligro la propiedad privada y la Constituyente. El mensaje de los cívicos es claro, nadie debe tocar su forma de producir alimentos porque de ello depende, supuestamente el progreso y el empleo de miles en el país. Se parecen al bárbaro Bush que no firmó el protocolo de Kyoto porque primero estaba la economía de su país.

El modelo productivo cruceño ha sido depredador de la naturaleza desde su surgimiento y lo seguirá siendo, no tienen otra opción porque el capitalismo está en decadencia. Sólo una revolución podrá detenerlos y eliminar el enriquecimiento personal como motivo de la producción económica, modificar la produccción industrial, ajustandola a las necesidades de la población y a la conservación de la naturaleza. Estamos ante el fracaso de la empresa privada agropecuaria y a pesar de que se demuestra que no son un sector solvente y viable se empecinan en subordinar la solución del hambre y la conservación de la naturaleza a sus negocios. Hoy más que nunca se necesita de la intervención del Estado para frenar tanta orgía neoliberal depredadora. Pero el Estado actual está inerme y las autonomías, sea cual sea el apellido que lleven, lo terminarán por sepultar.

Hacia la desertificación de las tierras, la destrucción de más bosques y la extinción de la fauna. 

Estudiosos del tema ambiental, agrícola y forestal han ratificado en los últimos días que el método barato del chaqueo, usado para abonar los sembradíos y pastizales de ganadería, terminará agotando las tierras de cultivo, ampliando las extensas zonas de desertificación que existen ya en el departamento de Santa Cruz y que crecen de manera dramática cada año. Advierten que de seguir así se empujará la frontera agrícola más hacia adentro de los bosques. Un informe indica que no sólo hubo chaqueos en el oriente boliviano, también se registraron puntos de quema en el Pantanal brasileño, lo mismo en el Chaco paraguayo y argentino donde los responsables son también agropecuarios. Se afirma que el impacto de tanto humo aporta al efecto invernadero provocando que en el polo Sur también se registre un acelerado deshielo. Las consecuencias de las lluvias que apagaron los chaqueos pero que esparcieron agua sucia, con partículas de carbono y otras, son todavía difíciles de calcular.

 

Pero estas advertencias y el debate que amerita una solución urgente a esta práctica criminal no encuentran en los medios empresariales la misma cobertura que recibe por ejemplo, un tanga hilo dental a la moda.

 

El mal uso de la tierra por grandes y pequeños agropecuarios siempre ha sido un tema tabú en Santa Cruz, se sabe que hay pero no se dice nada sobre ello, no hay un estudio y un seguimiento público y abierto del tema. Las cámaras empresariales, agropecuaria y forestal, ocultan información para quien quiera realizar una investigación objetiva, sus datos sólo están disponibles para quienes van a escribir alabanzas al “manejo sostenible” que ellas supuestamente aplican en sus actividades. Mucho les ha ayudado también el silencio y la ligazón que por años tuvieron con el centralismo, léase Estado, del cual ahora reniegan porque a la cabeza de este hay un “indio”. Algunas ONGs se han preocupado por investigar sobre la deforestación y la depredación del medio ambiente en Santa Cruz, pero se han encontrado con la agresividad de los cívicos empresarios que piden a gritos su expulsión de Santa Cruz y la quema de sus bibliotecas. Sin embargo las ONGs, siempre guiadas por una visión indigenista o reformista, y como plataforma de una camada de oportunistas electoreros, no ofrecen una solución radical al problema, sólo exigen la aplicación de las leyes, que de nada sirven, respetando la propiedad privada de los empresarios.

 

El método barato del chaqueo, para limpiar los restos de las cosechas y preparar los predios para la siguiente siembra, han sido el factor central para la desertificación que se ve, por ejemplo ahora, en la zona conocida como “Tierras bajas del este”, donde antes se sembraba extensivamente soya. Allí ese fenómeno avanza comiéndose las zonas verdes. El mismo método del chaqueo se usa ahora para los cultivos de caña que crecen cada año y que no tienen perspectiva de detener su crecimiento ante nada. Se comenta que en la zona del norte integrado, donde su ubican los mayores cultivos de caña, ya hay zonas en proceso de desertificación, amplias áreas de cultivos que presentan agotamiento y continuos desmontes para dar paso a nuevos cañaverales. Por el momento, sirve de colchón amortiguador el hecho de que en otras áreas, como las circundantes a la localidad de Cotoca y otras del este, donde antes se sembraba arroz, sorgo y soya, los agricultores están cambiándose al cultivo de la caña, entusiasmados por las seductoras ofertas de los ingenios azucareros. Pero cuando este proceso de transición se dé por terminado, los bosques recibirán golpes más fuertes aún para dar paso a nuevos cañaverales. Así se continúa destruyendo la barrera natural de bosques que protegía a la ciudad de los vientos que cada año están más huracanados.

 

Hasta el momento tampoco se sabe cuál ha sido el impacto de la humareda y de los incendios sobre la fauna silvestre nativa, principalmente la terrestre y de aves que perdieron sus fuentes de alimentación. Trascendió que durante los momentos más críticos de este desastre, muchas especies de animales silvestres se vieron expuestos a los cazadores indiscriminados que aprovecharon su huida de las llamas. El mismo drama se vivió ya en la época del fenómeno de “El Niño”, cuando los animales huían de las inundaciones. La caza de especies como el armadillo, las urinas (especie de venado pequeño) y aves, ha aumentado peligrosamente este año, tanto así que la Prefectura, con sus medidas suaves, se ha visto rebasada en su afán de frenar a los cazadores que sin ningún control van al campo desde la ciudad, a poner en practica su amor por “los frutos de está generosa tierra”. Generalmente se trata de gente de la clase media acomodada que se toma un fin de semana de cacería para “relajarse” de la vida cotidiana de la ciudad. Los que sufren son los animalitos.

Santa Cruz cada vez más cerca del “clima extremo” 

La humareda que contaminó los cielos de Santa Cruz de la Sierra y que alcanzó su punto más crítico entre la noche del 26 de septiembre y el 5 de octubre, comenzó a disiparse gracias a una torrencial lluvia que llegó desde el sur y que cayó sobre la ciudad y sus alrededores en las últimas horas del sábado 6 de octubre. A ésta le siguieron otras tormentas, que en los días siguientes, a su paso por toda la franja oriental del país, disiparon la mayoría de los casi 8000 puntos de chaqueo que, según registros, habían en los primeros días de octubre. Estas lluvias trajeron alivio a muchas poblaciones rurales asfixiadas por el humo donde prácticamente era insoportable vivir.

 

Al llegar a la ciudad, aquella tormenta del 6 de octubre se anunció con truenos y relámpagos de intensidad preocupante, con un fuerte olor a ceniza mojada y la sensación de una onda de vapor sofocante. A pocos les llamó la atención la manera extraña en la que llegó este frente frío con lluvia del sur. Generalmente, en otras ocasiones, este tipo de temporales llega literalmente como un frente. El sur se oscurece en una amplia línea que va de este a oeste y la avanzada del frente contrasta de manera drástica con los cielos despejados y calurosos con los que va chocando hacia el norte. Los rayos y los relámpagos siempre vienen detrás de las primeras nubes negras. Pero en la noche del 6 de octubre, se produjo una especie de ojo de tormenta sobre la misma ciudad. Se vio relámpagos y centellas en los cuatro puntos cardinales, y un cielo despejado sobre el área urbana. Mientras que este “ojo” se fue haciendo cada vez mas estrecho, las nubes parecían correr en un círculo que primero fue amplio y luego se empequeñeció y se cerró sobre la urbe. Primero cayó una tormenta eléctrica potente, con una llovizna leve y, luego, recién entró la lluvia desde el sur, con descargas eléctricas más intensas todavía, que afectaron tendidos y mecanismos eléctricos. La ciudad se quedó sin semáforos.

 

Si bien no hay informes oficiales, o si los hay no se los divulga, el choque de esta masa de aire frío con la burbuja de aire caliente provocada por la masa de humo generada por los chaqueos, provocó una situación que estuvo muy cerca de ser un “clima extremo”, que es como se denomina a situaciones climatológicas casi sorpresivas, con efectos desastrosas y letales. Situaciones de “clima extremo” se comienzan a ver en el planeta más seguido, gracias al efecto invernadero, la destrucción de los ecosistemas, el deshielo de los polos y la contaminación ambiental masiva con quema de biomasa y combustibles fósiles.

 

Pero esta no fue la única situación en la que el clima “enloqueció” sorpresivamente en Santa Cruz, en menos de un mes. También hubo otro hecho climatológico que pudo estar relacionada con el humo, los chaqueos y la burbuja de calor que produjeron sobre la ciudad. En la madrugada del 24 de septiembre, un frente frío seco que ingresó por el sur del país, sin lluvia, produjo ráfagas de vientos que superaron los ochenta kilómetros por hora. Por muy poco no se vivió una situación difícil, en una ciudad que no está preparada para este tipo de cambios climatológicos abruptos, ni siquiera para una lluvia moderada de dos horas.

 

La prensa no comentó nada sobre las fuertes ráfagas de viento que ensuciaron la ciudad esa noche y que según los vecinos metió polvo a sus hogares a pesar de que cerraron puertas y ventanas. Tampoco dijeron que si bien la tormenta eléctrica del 6 de octubre fue una “bendición”, este tipo de fenómenos naturales vienen adquiriendo una fuerza peligrosa desde hace algunos años atrás. Todo septiembre, los medios estuvieron para una sola cosa, para decir “Santa Cruz te amo” y otras declamaciones chauvinistas por el estilo, mientras que la gente se asfixiaba con la humareda. El “clima extremo” tal vez sea una preocupación que resulta mucha cosa para la cabecita de los dueños y directores de medios que están preocupados en mantener el “civismo” y en tener la primicia de “lo último en lencería”.

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